La matemática me dio un gran consuelo final. Me puso en un estado en que sólo siento un deseo: dormir, aun cuando el sueño llegue a través de la muerte, no estoy asustado.
La matemática me ha dado mis únicos momentos de gran felicidad. A muy pocos se les concede tal felicidad y debo pagarla.
En este sendero sin amigos, sin nadie que me alentara, sin nadie que me comprendiera, la matemática fue mi verdadero amor por que SOY UN MATEMÁTICO.